viernes, 17 de marzo de 2017

APUNTES DEL ROMANTICISMO

EL ROMANTICISMO



Caspa David Friedrich, El caminante sobre el mar de nubes (1817-1818)




1. ORÍGENES

“El romanticismo es una revolución artística tan grave y trascendental que sobrepuja al mismo Renacimiento”, ha dicho Julio Cejador en su Historia de la Literatura y la Lengua Castellana.

Recordando los hechos en síntesis, hay que señalar en política tres grandes revoluciones que representan el origen de un nuevo orden social. Con ellas, la Libertad reemplaza a la Tiranía, el poder Absoluto se limita por un cuerpo de derechos colectivos e individuales; la democracia se erige en ideal de gobierno y se sientan las bases del liberalismo, tanto industrial como político

Paralelamente, en el orden cultural, un grupo de filósofos y de escritores minan el imperio absoluto de la razón, de las Reglas, del Clasicismo, ampliando enormemente el abanico de la Realidad. En Alemania aparecen pensadores y filósofos de la talla de I. Kant, Lessing, Herder, Goethe, etc. que renuevan todo el pensamiento crítico y la literatura de la época. En Inglaterra Locke y Berkeley exponen las doctrinas del liberalismo político y del idealismo filosófico y hay críticos tan importantes como W. Wordsworth y S.T. Coleridge.

Cabe decir que en 1800 están firmemente establecidos en Inglaterra y Alemania los caracteres fundamentales del Romanticismo. Después de esa fecha, una generación más joven se encargará de desarrollarlos plenamente: Lord Byron, los Schleguel, Heine, Hoffman, etc.
En Francia el Romanticismo adquiere un carácter más conflictivo debido al inmenso prestigio y fuerza del Neoclasicismo y del Antiguo Régimen. Cuando el movimiento se hace liberal y agresivo es con las figuras de Victor Hugo y Saint-Beuve.


2. CARACTERÍSTICAS GENERALES

A modo de resumen, estas son las notas que definen al Romanticismo:

a) Se trata de un movimiento originado en Alemania e Inglaterra a finales del siglo XVIII y que se extiende por Europa en las primeras décadas del siglo XIX.

b) Implica el fin del orden clásico con su dominio de la monarquía absoluta, la razón y la regla, instaurando en cambio la democracia, la libertad y la voluntad individual.

c)Predomina el yo y el idealismo frente a la realidad exterior.

d)Se considera superior lo popular a lo aristocrático.

e) Se practica el culto al nacionalismo frente a las pretensiones universalistas.

f) Se reivindica el cristianismo y la historia europea frente al prestigio greco-romano.

g) Se imita a modelos nuevos como Dante, Shakespeare, Calderón frente a los clásicos antiguos.


3. ESPAÑA, PAÍS ROMÁNTICO

Los extranjeros tendieron siempre a considerar a España como un país típicamente romántico. Se han basado para ello en diferentes razones, unas históricas y otras sentimentales. Se habla por ejemplo de su espíritu caballeresco, del apego a la tradición, del sentimiento patriótico, de Don Quijote y Don Juan, del espíritu religioso y erótico de sus mujeres, etc. Pero no solo les admiró el pasado, sino, y sobre todo, el pueblo: primitivo y generoso, fanático y rebelde, con seres sobrevivientes de un mundo desaparecido en otros lugares.

4. LÍMITES DEL ROMANTICISMO

Entre 1800 y 1814 los españoles ya pudieron enterarse de cosas tan románticas como el mal del siglo, la belleza del cristianismo y la vuelta a lo medieval. Pero los años gloriosos del movimiento van desde 1834 hasta 1844, una década apenas, que se inicia con una obra de teatro, La conjuración de Venecia, y acaba con otra, Don Juan Tenorio, de Zorrilla. Entre las dos fechas escribe Larra muchos de sus artículos, Espronceda sus poesías, Hartzenbusch, y el propio Zorrilla su mejores dramas.

La dificultad surge al querer ponerle punto final. Se dice que La Gaviota, de Fernán Caballero, marca el comienzo del Realismo, pero se continúa llamando románticos a Bécquer y Rosalía, que no escriben antes de la década de 1860, negando tal calificativo a Campoamor, bastante anterior a ellos. La confusión deriva básicamente de una concepción errónea del Romanticismo: suele identificarse el Romanticismo con sus primeras y un tanto estridentes manifestaciones o con un sentimiento lánguido, pesimista y soñador. Pero el Romanticismo como movimiento de amplitud revolucionaria, como gran corriente histórica, no puede ni debe ser restringido a una o dos de sus cristalizaciones literarias. Se podría decir que el Romanticismo está vigente desde 1800 hasta hoy. ¿No es romántica la libertad irracional de los surrealistas o la desmelenada angustia de los existencialistas?

Pero en historia literaria, el término Romanticismo se reserva a un período muy definido del siglo XIX en España, que va de 1830 hasta 1850 aproximadamente.

5. TEMAS ROMÁNTICOS

Los románticos españoles prefirieron unos cuantos temas que coinciden en su fondo y en su enfoque con los del romanticismo europeo. Naturalmente, tuvieron que adaptarlos a la idiosincrasia del país, nacionalizarlos. Para estudiarlos, cabe agruparlos en tres categorías: la historia, los sentimientos y los problemas sociales.

5.1. LA HISTORIA

La literatura romántica es en gran parte histórica. Pero los románticos no se interesaron por la historia greco-rromana, sino por la nacional, diferenciándose así de los clasicistas. Por otro lado, incorporaron a la corriente un género que había quedado marginado, por no ajustarse a las reglas, la novela.

Pero la historia se transformó en ejemplo, en espejo reflector del presente. Algunas de las obras románticas son índice de los problemas de su tiempo. Tal es el caso del Macías, de Larra, o de La conjuración de Venecia, de Martínez de la Rosa, sobre los males de la tiranía.

Privó la historia nacional y la época preferida fue la Edad Media. Así, se revivió el ambiente caballeresco, con sus damas y sus trovadores y sus torneos. Y no faltan los templos góticos, el fanatismo, las pruebas de dios, la brujería.

Dentro de lo medieval reviste un carácter especial el mundo árabe: se captó el esplendor del califato cordobés, las intrigas decadentes del reino moro en Los amantes de Teruel, por ejemplo, y los últimos días sensuales y trágicos de Granada.

5.2. LOS SENTIMIENTOS

Como en todas las épocas, están presentes los grandes sentimientos del hombre ante una serie de valores básicos: el amor, la religión, la vida y la muerte.

·El amor fue uno de los valores clave para los románticos. No fue un amor sereno, sino un amor desatado, furioso, ciego. Es un amor que ha perdido un poco el contacto con lo real y se ha convertido en un fenómeno absolutamente subjetivo, de carácter incluso posesivo y neurótico.

Dos formas suele revertir ese sentimiento: la sentimental y la pasional. La primera consiste en una actitud de melancolía, de tristeza íntima, cuyos ingredientes son el alma tímida del poeta y la mujer sagrada e imposible. El amor pasión fue vivido ejemplarmente por Larra. Surge de repente, y se plantea en términos de todo o nada. Para hacerlo posible, cuando es imposible, se reclama la libertad del corazón y el derecho de la mujer a escoger compañero. Es un amor que suele acabar mal, en muerte trágica, como en Don Álvaro, El Trovador o Los amantes de Teruel.

En relación con el amor surge una estima diferente de la mujer. Es usual verla como ángel de amor, inocente, hermosa. Así canta Espronceda a Teresa inicialmente. En el punto opuesto, puede ser también un demonio, criminal, vengativa, que arrastra a la muerte y la destrucción. Inés en Don Juan y Zoraida, en Los amantes de Teruelsimbolizan las dos imágenes contrapuestas.

·La religión se les presenta a los románticos españoles bajo una doble perspectiva: como sentimiento y como institución. El sentimiento religioso no es firme, ni sólido. A él se dirige el escritor en busca de consuelo, de apoyo en su dolor, o en su soledad; pero emplea tal retoricismo en la invocación que suena falsa. Más parece un ejercicio literario que un grito desgarrado del alma. No hay profundidad ni sinceridad.

Con los románticos, en cambio, aparece la rebeldía frente a Dios, ese ser que ha hecho al hombre tan desgraciado. El don Juan de Zorrilla le increpa en más de una ocasión. La rebeldía trajo como consecuencia la reivindicación del diablo. El satanismo en España encontró lugar en El diablo mundo de Espronceda, y en el Don Juan Tenorio se insinúa la idea de que este es el mismo Satanás o posee poderes satánicos.

La religión como institución también atrajo la atención: se condena la Inquisición, las intrigas de las órdenes religiosas, el nefasto dominio del clero. Pero hay aspectos más positivos, como el descubrimiento de la belleza de los templos medievales y la moda de lo gótico.

· La vida para los románticos se presenta negativamente: no es un bien, sino un mal. El alma romántica es un alma atormentada, triste, moralmente enferma. El pesimismo lo envuelve todo. Las consecuencias de esta actitud son el desprecio por la vida, las aventuras y las hazañas peligrosas, las acciones heroicas donde se pueda perder: así obra don Álvaro tras su fracaso, por ejemplo. En consecuencia, la muerte es la gran amiga de los románticos. Es la libertadora, la que trae la paz al alma atormentada.


5.3. PROBLEMAS SOCIALES

La literatura romántica es una literatura comprometida. El artista se vuelve hacia la sociedad en que vive y toma conciencia de sus problemas. Profeta de su tiempo, denuncia y amenaza.

Se proclama la libertad como eje de la vida pública y privada. Políticamente se convierte al pueblo en origen y depositario del poder. Desde él se critica el absolutismo monárquico y triunfa el ideal liberal y burgués. Y, en consecuencia, se prefiere el yo a la colectividad y se admira a tipos rebeldes, que encarnan una permanente protesta con su negación a integrarse en la sociedad: el bandolero, el pirata, el mendigo

Finalmente, cobra una nueva dimensión la conciencia nacionalista. Hay en España, por ejemplo, un evidente orgullo por haber derrotado a Napoleón. En casos como el de Larra, esto lleva a desear la creación de una nación ideal, tan avanzada como cualquiera de Europa. Y dentro de España, como rechazo a esta, se produce el fenómeno del regionalismo o nacionalismo centrífugo: Galicia, Cataluña y el País Vasco se sienten cada vez más entidades específicas y reclaman la revalorización de sus lenguas y culturas.


6. EL LENGUAJE

Toda renovación literaria se manifiesta primariamente en el uso de ciertas técnicas constructivas y en el lenguaje. Pueden agruparse para su estudio en este caso en estos apartados:
  • Color local

Los románticos conceden gran importancia al entorno. Dos escenarios son preferidos: la naturaleza y la ciudad. La naturaleza se presenta en sus formas más agrestes, salvajes. No es el jardín cuidado y geométrico, sino el bosque umbrío y lleno de peligros, las montañas escarpadas, etc. De las horas y las estaciones hay predilección por la noche, la primavera y el otoño. En cuanto a las ciudades existe una revalorización de lo sencillo y humilde, y del arte medieval, árabe o gótico. Se escogen ciudades artísticas, cargadas de historia y tradición: Toledo, Granada, Sevilla, Salamanca y Madrid.

  • La fantasía
La fantasía, rigurosamente controlada desde el siglo XVI, renace con el Romanticismo. El romántico quiere romper los límites estrechos de la realidad y remontar el vuelo hacia las inmensas regiones de la imaginación. Justamente porque la realidad no puede adecuarse a la imaginación, sobreviene ese desencanto típicamente romántico, esa angustia existencial.

Varios son los procedimientos con que la fantasía entra técnicamente en la literatura romántica. En primer lugar, el gusto por el misterio y lo sobrenatural. En segundo lugar, se recurre al sueño y la visión, anticipando de alguna manera la exploración del subconsciente. Unos y otros pueden clasificarse en buenos y malos. El sueño o la visión buena se relaciona con el paraíso y presupone la realización de los deseos, el logro de la felicidad. En oposición, el sueño malo o pesadilla, se combina con el infierno y sus símbolos, el horror, la nada, la muerte. El estudiante de Salamanca constituye un excelente ejemplo de sueños y visiones de distinta índole.

  • Procedimientos caracterizadores
Los románticos han creado más tipos que caracteres, es decir, personajes con una serie de notas ya fijadas de antemano, más que personajes con variaciones psicológicas, cambiantes y contradictorios. De esta forma el personaje romántico tiende a ser de una sola pieza.

El héroe romántico responde un poco a la configuración byroniana: apasionado, orgulloso, enamorado, caballeroso y básicamente noble. En el extremo opuesto, el antihéroe es el traidor cruel, el tirano insensible, frío, calculador, los representantes de una autoridad inflexible y ciega, sea el padre que se empeña en marcar el destino de su hija, sea el noble despótico y encerrado en privilegios no compartibles. Todo ello es un claro síntoma de que en esta época los personajes se tratan desde un punto de vista social, como símbolos más que como sujetos.

  • El lenguaje
El Romanticismo cambió radicalmente los procedimientos expresivos. Eliminó, en primer lugar, el sistema de referencias neoclásicas, acabando con la moda de usar denominaciones mitológicas griegas: nombres como Filis, Anfriso, Cardenio, dejan paso a nombres más comunes como Inés, Teresa, Álvaro, Leonor. Los ríos y los montes recobran el suyo: Guadalquivir ya no será Betis.

Por otro lado se rechaza la distinción entre palabras nobles y plebeyas. Toda palabra tiene un lugar en el texto si es necesaria. Y se sustituyó el ideal de precisión lógica por el de colorido y expresividad. Pero si algo define el nuevo estilo es el énfasis. Abundan los signos de interrogación y de exclamación, los puntos suspensivos, el retoricismo. Nada se puede decir con sencillez.




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