1. ORÍGENES
“El
romanticismo es una revolución artística tan grave y trascendental
que sobrepuja al mismo Renacimiento”, ha dicho Julio Cejador en su
Historia
de la Literatura y la Lengua Castellana.
Recordando
los hechos en síntesis, hay que señalar en
política tres grandes revoluciones que representan el origen de un
nuevo orden
social. Con
ellas, la Libertad
reemplaza a la Tiranía,
el poder
Absoluto se limita por un cuerpo de derechos colectivos e
individuales;
la democracia
se erige en ideal de gobierno
y se sientan las bases
del liberalismo,
tanto
industrial como político.
Paralelamente, en el orden cultural, un grupo de filósofos y de escritores minan el imperio absoluto de la razón, de las Reglas, del Clasicismo, ampliando enormemente el abanico de la Realidad. En Alemania aparecen pensadores y filósofos de la talla de I. Kant, Lessing, Herder, Goethe, etc. que renuevan todo el pensamiento crítico y la literatura de la época. En Inglaterra Locke y Berkeley exponen las doctrinas del liberalismo político y del idealismo filosófico y hay críticos tan importantes como W. Wordsworth y S.T. Coleridge.
Paralelamente, en el orden cultural, un grupo de filósofos y de escritores minan el imperio absoluto de la razón, de las Reglas, del Clasicismo, ampliando enormemente el abanico de la Realidad. En Alemania aparecen pensadores y filósofos de la talla de I. Kant, Lessing, Herder, Goethe, etc. que renuevan todo el pensamiento crítico y la literatura de la época. En Inglaterra Locke y Berkeley exponen las doctrinas del liberalismo político y del idealismo filosófico y hay críticos tan importantes como W. Wordsworth y S.T. Coleridge.
Cabe
decir que en 1800
están firmemente establecidos en Inglaterra
y
Alemania
los
caracteres fundamentales del Romanticismo.
Después de esa
fecha, una generación más joven se encargará de desarrollarlos
plenamente: Lord
Byron,
los
Schleguel,
Heine,
Hoffman,
etc.
En
Francia el
Romanticismo adquiere un carácter más
conflictivo debido al inmenso prestigio y fuerza del Neoclasicismo y
del Antiguo Régimen.
Cuando el movimiento se hace liberal
y agresivo
es con las figuras de Victor
Hugo y
Saint-Beuve.
2.
CARACTERÍSTICAS GENERALES
A
modo de resumen, estas son las notas que definen al Romanticismo:
a) Se
trata de un movimiento
originado en Alemania e Inglaterra a finales del siglo XVIII y que se
extiende por Europa en las primeras décadas del siglo XIX.
b)
Implica el fin
del orden clásico
con su dominio de la monarquía
absoluta, la
razón y la
regla,
instaurando en cambio la democracia,
la libertad
y la voluntad
individual.
c)Predomina
el yo y el idealismo frente a la realidad exterior.
d)Se
considera superior lo popular a lo aristocrático.
e) Se
practica el culto al nacionalismo frente a las pretensiones
universalistas.
f) Se
reivindica el cristianismo y la historia europea frente al prestigio
greco-romano.
g) Se
imita a modelos nuevos como Dante,
Shakespeare,
Calderón
frente a
los clásicos antiguos.
3.
ESPAÑA, PAÍS ROMÁNTICO
Los
extranjeros tendieron siempre a considerar a España como un país
típicamente romántico. Se han basado para ello en diferentes
razones, unas históricas y otras sentimentales. Se habla por ejemplo
de su espíritu caballeresco, del apego a la tradición, del
sentimiento patriótico, de Don Quijote y Don Juan, del espíritu
religioso y erótico de sus mujeres, etc. Pero no solo les admiró el
pasado, sino, y sobre todo, el pueblo: primitivo
y generoso, fanático y rebelde,
con seres sobrevivientes de un mundo desaparecido en otros lugares.
4.
LÍMITES DEL ROMANTICISMO
Entre
1800 y 1814 los españoles ya pudieron enterarse de cosas tan
románticas como el mal del siglo, la belleza del cristianismo y la
vuelta a lo medieval. Pero los
años gloriosos del movimiento van desde
1834 hasta 1844,
una década apenas, que se inicia con una obra de teatro, La
conjuración de Venecia,
y acaba con otra, Don
Juan Tenorio,
de Zorrilla.
Entre las dos fechas escribe Larra
muchos de
sus artículos, Espronceda
sus
poesías, Hartzenbusch,
y el
propio Zorrilla
su
mejores dramas.
La
dificultad surge al querer ponerle punto final. Se dice que La
Gaviota,
de Fernán
Caballero,
marca el comienzo del Realismo, pero se continúa llamando románticos
a Bécquer
y
Rosalía,
que no escriben antes de la década de 1860, negando tal calificativo
a Campoamor,
bastante anterior a ellos. La confusión deriva básicamente de una
concepción
errónea del Romanticismo:
suele identificarse el Romanticismo con sus primeras
y un tanto estridentes manifestaciones
o con un
sentimiento lánguido, pesimista y soñador.
Pero el Romanticismo
como
movimiento de amplitud revolucionaria, como gran corriente histórica,
no puede ni debe ser restringido a una o dos de sus cristalizaciones
literarias.
Se podría decir que el Romanticismo está
vigente desde 1800 hasta hoy.
¿No es romántica la
libertad irracional de los surrealistas
o la
desmelenada angustia de los existencialistas?
Pero
en historia literaria, el término Romanticismo se reserva a un
período muy definido del siglo XIX en España, que va de 1830 hasta
1850 aproximadamente.
5.
TEMAS ROMÁNTICOS
Los
románticos españoles prefirieron unos cuantos temas que coinciden
en su fondo y en su enfoque con los del romanticismo europeo.
Naturalmente, tuvieron que adaptarlos a la
idiosincrasia del país, nacionalizarlos.
Para estudiarlos, cabe agruparlos en tres
categorías: la historia, los sentimientos y los problemas sociales.
5.1. LA HISTORIA
La literatura romántica es en gran parte histórica. Pero los románticos no se interesaron por la historia greco-rromana, sino por la nacional, diferenciándose así de los clasicistas. Por otro lado, incorporaron a la corriente un género que había quedado marginado, por no ajustarse a las reglas, la novela.
Pero
la historia
se transformó en ejemplo, en espejo reflector del presente.
Algunas de las obras románticas son índice
de los problemas de su tiempo.
Tal es el caso del Macías,
de Larra,
o de La
conjuración de Venecia,
de Martínez
de la Rosa,
sobre los males de la tiranía.
Privó
la historia nacional y la época preferida fue la Edad Media. Así,
se revivió el ambiente caballeresco, con sus damas y sus trovadores
y sus torneos. Y no faltan los templos góticos, el fanatismo, las
pruebas de dios, la brujería.
Dentro
de lo medieval reviste un carácter especial el
mundo árabe:
se captó el esplendor del califato cordobés, las intrigas
decadentes del reino moro en Los
amantes de Teruel,
por ejemplo, y los últimos días sensuales y trágicos de Granada.
5.2. LOS SENTIMIENTOS
Como
en todas las épocas, están presentes los grandes sentimientos del
hombre ante una serie de valores básicos: el amor,
la religión,
la vida
y la muerte.
·El amor
fue uno de los valores
clave para los románticos. No
fue un amor sereno, sino un amor desatado,
furioso,
ciego.
Es un amor que ha perdido un poco el contacto
con lo real y se ha convertido en un fenómeno absolutamente
subjetivo, de carácter incluso
posesivo
y neurótico.
Dos
formas suele revertir ese sentimiento: la sentimental
y la pasional.
La primera consiste en una actitud de
melancolía, de tristeza íntima, cuyos ingredientes son el alma
tímida del poeta y la mujer sagrada e imposible.
El amor pasión
fue vivido ejemplarmente por Larra.
Surge de repente, y se plantea en términos de
todo o nada. Para
hacerlo posible, cuando es imposible, se reclama la libertad del
corazón y el derecho de la mujer a escoger compañero.
Es un amor que suele acabar mal, en muerte
trágica, como en Don
Álvaro, El
Trovador
o Los
amantes de Teruel.
En relación con el amor
surge una estima diferente de la mujer.
Es usual verla como ángel de amor,
inocente,
hermosa.
Así canta Espronceda
a Teresa inicialmente.
En el punto opuesto, puede ser también un
demonio,
criminal,
vengativa,
que arrastra a la muerte y la
destrucción. Inés
en Don
Juan y
Zoraida,
en Los amantes de
Teruel, simbolizan las dos
imágenes contrapuestas.
·La religión
se les presenta a los románticos españoles
bajo una doble perspectiva:
como sentimiento y como institución.
El sentimiento religioso no es firme, ni
sólido. A él se
dirige el escritor en busca de consuelo, de apoyo en su dolor, o en
su soledad; pero
emplea tal retoricismo en la invocación que suena falsa.
Más parece un ejercicio literario que un
grito desgarrado del alma. No
hay profundidad ni sinceridad.
Con los románticos, en
cambio, aparece la rebeldía frente a Dios,
ese ser que ha hecho al hombre tan
desgraciado. El don
Juan de Zorrilla le increpa en más de
una ocasión. La
rebeldía trajo como consecuencia la reivindicación del diablo.
El satanismo en España encontró lugar en El
diablo mundo
de Espronceda,
y en el Don
Juan Tenorio se insinúa la
idea de que este es el mismo Satanás o posee poderes satánicos.
La
religión como institución también atrajo la atención:
se condena la Inquisición,
las intrigas de las órdenes
religiosas, el nefasto
dominio del clero. Pero
hay aspectos más positivos, como el descubrimiento
de la belleza de los templos medievales
y la moda
de lo gótico.
· La vida
para los románticos se
presenta negativamente: no
es un bien, sino un mal. El
alma romántica es un alma atormentada, triste, moralmente enferma.
El pesimismo lo envuelve todo.
Las consecuencias de esta actitud son el
desprecio por la vida, las
aventuras y las hazañas peligrosas, las
acciones heroicas donde se pueda perder: así
obra don Álvaro tras su fracaso, por ejemplo.
En consecuencia, la muerte es la gran amiga de
los románticos. Es la
libertadora, la que trae la paz al alma atormentada.
5.3. PROBLEMAS SOCIALES
La
literatura romántica es una literatura comprometida.
El artista se vuelve hacia la sociedad en que
vive y toma conciencia de sus problemas.
Profeta de su tiempo, denuncia y amenaza.
Se proclama la libertad
como eje de la vida pública y privada.
Políticamente se convierte al pueblo en
origen y depositario del poder. Desde
él se critica el absolutismo monárquico y triunfa
el ideal liberal y burgués. Y,
en consecuencia, se prefiere el yo a la colectividad y se admira a
tipos rebeldes, que encarnan una permanente
protesta con su negación a integrarse en la sociedad:
el bandolero,
el pirata,
el mendigo…
Finalmente, cobra
una nueva dimensión la conciencia
nacionalista. Hay
en España, por ejemplo, un evidente orgullo por haber derrotado a
Napoleón. En casos
como el de Larra, esto lleva a desear la creación de una nación
ideal, tan avanzada como cualquiera de Europa.
Y dentro de España, como rechazo a esta, se
produce el fenómeno del regionalismo o nacionalismo centrífugo:
Galicia, Cataluña
y el País Vasco se sienten cada vez más
entidades específicas y reclaman la revalorización de sus lenguas y
culturas.
6. EL LENGUAJE
Toda
renovación literaria se manifiesta primariamente en el uso de
ciertas técnicas constructivas y en el lenguaje.
Pueden agruparse para su estudio en este caso
en estos apartados:
- Color local
Los románticos conceden
gran importancia al entorno. Dos
escenarios son preferidos: la naturaleza
y la ciudad.
La naturaleza se presenta en sus formas más
agrestes, salvajes.
No es el jardín cuidado y geométrico, sino
el bosque umbrío y lleno de peligros, las montañas escarpadas, etc.
De las horas y las estaciones hay predilección
por la noche, la primavera y el otoño. En
cuanto a las ciudades existe una revalorización
de lo sencillo y humilde, y del arte medieval, árabe o gótico.
Se escogen ciudades artísticas, cargadas de
historia y tradición: Toledo,
Granada,
Sevilla,
Salamanca y
Madrid.
- La fantasía
La
fantasía, rigurosamente controlada desde el siglo XVI, renace con el
Romanticismo. El romántico quiere romper
los límites estrechos de la realidad y remontar el vuelo hacia las
inmensas regiones de la imaginación.
Justamente porque la realidad no puede
adecuarse a la imaginación, sobreviene ese desencanto típicamente
romántico, esa angustia existencial.
Varios son los
procedimientos con que
la fantasía entra técnicamente en la literatura romántica. En
primer lugar, el gusto por el misterio
y lo sobrenatural.
En segundo lugar, se recurre al sueño
y la visión,
anticipando de alguna manera la exploración
del subconsciente. Unos
y otros pueden clasificarse en buenos y malos.
El sueño o la
visión buena se relaciona con el
paraíso y presupone la realización de los deseos, el logro de la
felicidad. En oposición, el
sueño malo o pesadilla, se combina con
el infierno y sus símbolos, el horror, la
nada, la muerte. El
estudiante de Salamanca
constituye un excelente ejemplo de
sueños y visiones de distinta índole.
- Procedimientos caracterizadores
Los
románticos han creado más tipos
que caracteres, es decir, personajes con una
serie de notas ya fijadas de antemano,
más que personajes con variaciones psicológicas, cambiantes y
contradictorios. De esta forma el personaje
romántico tiende a ser de una sola
pieza.
El
héroe romántico
responde un poco a la configuración byroniana: apasionado,
orgulloso,
enamorado,
caballeroso
y básicamente noble.
En el extremo opuesto, el antihéroe es el
traidor cruel,
el tirano insensible,
frío, calculador,
los representantes de una autoridad
inflexible y ciega, sea el
padre que se empeña en marcar el destino de su hija, sea el noble
despótico y encerrado en privilegios no compartibles.
Todo ello es un claro síntoma de que en
esta época los personajes se tratan desde un punto de vista social,
como símbolos más que como sujetos.
- El lenguaje
El
Romanticismo cambió radicalmente los procedimientos expresivos.
Eliminó, en primer lugar, el sistema de
referencias neoclásicas, acabando con la moda de usar denominaciones
mitológicas griegas: nombres como Filis, Anfriso, Cardenio, dejan
paso a nombres más comunes como Inés, Teresa, Álvaro, Leonor.
Los ríos y los montes recobran el suyo:
Guadalquivir ya no será Betis.
Por otro lado se
rechaza la distinción entre palabras nobles y plebeyas.
Toda palabra tiene un lugar en el texto si es
necesaria. Y se sustituyó el ideal de precisión lógica por el de
colorido y expresividad. Pero si algo define
el nuevo estilo es el énfasis.
Abundan los signos de interrogación y de
exclamación, los puntos suspensivos, el retoricismo. Nada se puede
decir con sencillez.
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